Pueblos Originarios.Censo. Discriminación: Editorial de Héctor Santomil
Por Héctor Santomil
A días de llevarse a cabo el censo 2022, luego de una ardua campaña por parte de organizaciones indígenas y otros colectivos de identidades que conviven en Argentina para que palpite en los corazones la plurinacionalidad y la multiculturalidad, nos encontramos en un debate profundo para pensar sobre los momentos cruciales que atraviesan nuestros pueblos con personas concretas a la buena o a la mala del destino.Esta campaña ya lleva un tiempo desarrollándose con el fin de que muchos argentinos puedan indagar su procedencia y consientes de ella se reconozcan en algunas de las identidades indígenas o afrodescendientes. La propuesta es de atender y responder, según con el pueblo que identifique, las preguntas 22, 23 y 24. Cada organización empleó distintos modo de llegar desde los medios de comunicación nacionales, provinciales y locales, a través de entrevistas e informes por las radios comunitarias en red, por las redes sociales y el boca en boca.
En esos días se me ocurrió presentar una propuesta, el de llevar a cabo una charla a lxs alumnxs del secundario nocturno para jóvenes y adultos de la Escuela N: 1 Leopoldo Herrera de Villaguay Entre Ríos. Esta se realizó, con el salón lleno, el día anterior al censo que, gracias a docentes y directivos, se pudo concretar. Era importantísimo que estuvieran docentes presenciando la charla y así fue. La propuesta iba en un sentido de analizar la realidad de lo que somos, cómo y con qué pueblo nos identificamos. Lo que deseaba alcanzar se podía observar en los rostros de los que estuvieron atentamente escuchando. Podía esperarme cualquier cosa, y vaya la sorpresa que así fue, una de ellas fue negativa con una jugada intensión de impedir que se dé un momento donde se plantee y verifique la evidencia de dónde venimos, y para reflexionar en ese sentido, que solo se den cuenta como está nuestra sociedad argentina en donde prevalecen mayormente los privilegios de unos pocos a costa de quienes sufren las consecuencias de las desigualdades provocadas por sus mezquindades y su afán de dominio a lo largo de la historia. En esa dirección ponía en relieve las injustica latente que hay que erradicar, como también la discriminación y el racismo de lo que tanto queremos despojarnos. Pensando en esa línea, es importantísimo que coincidamos que el valor humano no sea cercado por relatos que vienen de esos sectores dominantes para lograr instalar en las clases dominadas su sentido común.
Y aquí voy a reflejar lo que puntualmente pasó con una docente (que no voy a nombrar, pero que en su momento voy a dirigir una nota formal a la institución y al consejo de educación repudiando su actitud irrespetuosa y discriminatoria frente a lxs alumnxs) La docente en cuestión tuvo una actitud desacreditadora cruzando la charla, desviando la finalidad de ella, con intenciones de boicotearla e intentando persuadir a algunas alumnxs que tenía cerca, diciéndoles en voz baja y riéndose ( según quienes la escucharon) que lo que yo venía charlando faltaba a la historia, que no sabía nada y que hablaba bolazos ( desde el prejuicio). Eso inmediatamente indignó a lxs alumnxs de tal modo que se lo hicieron saber y que en un ida y vuelta donde las que se animaron a confrontarla, señalaron la falta de respeto por parte de la docente. Se notaba un negacionismo que es moneda corriente en nuestra sociedad; pero a la vez, y esto lo destaco - es la otra cosa que me podía esperar y que no hay algo más reconfortante que la conciencia generada con los jóvenes que atentamente escucharon la charla- hubo una fluida intervención de lxs chicxs con contundentes criterios que superó la instancia negativa de la docente.
Puedo quedarme con la satisfacción de cómo recibieron lxs alumnos la charla; pero el problema del indio sigue presente, como así lo han dicho siempre los que continuaron con el genocidio (en algunos momentos con masacres y otros de forma silenciosa); aquellos que necesitaban manos de obra barata y esclava para las forestales, los yerbatales, los azucareros, los algodonales y que aún existe en algún rincón de la patria pero que se ignora por tratarse de indígenas. A las penas de vivir esas terribles injusticias se le suman las persecuciones, los amedrentamiento, los desalojos de formas represivas y los desenfrenados tratos racistas.
A la vez que se fue desarrollando el censo, mientras las organizaciones fueron llevando la campaña de concientización étnica, en esa misma semana el poder judicial de Tucuman estaba fallando contra un anciano comunero del pueblo Diaguita; por otro lado se estaba amenazando desalojo a una comunidad mapuche de Mendoza por parte del ministro de economía de esa localidad y por otro, de cara descubierta, la diputada Villarruel con MIlei y otros partidiarios estaban presentando al congreso un proyecto que derogue la ley 26160. También en la misma semana nos encontramos en otro hecho trascendente para nuestros pueblos con la sentencia del juicio por la verdad donde quedó declarado que el estado es responsable por la masacre de Napalpí, determinándose que fue delito de Lesa humanidad llevada a cabo contra los más de 500 personas de los pueblos Qom y Mocoit del Chaco; pero las cosas siguen pasando impunemente.
En síntesis quieren desaparecernos del mapa y que nadie se identifique con estos pueblos porque, para ellos corre peligro que se les caigan privilegios y no puedan avanzar con seguir robando tierras ancestrales. El problema del indio no deja avanzar la avaricia de unos pocos. Esta reflexión apunta a que la sociedad argentina sepa que no todos bajamos de los barcos y que los pobladores originarios no somos el problema sino la solución a tantos males ocasionados. Creemos en que algo en común tenemos y es el bien de todxs o como dirían los pueblos del Abya Yala el Buen vivir, y necesitamos que el estado haga cumplir las leyes y mire más al pueblo que por estos centros de poderes rapaces, avaros e inhumanos, sigue siendo sometido y los que de lleno la pagan son los más vulnerables.
Comentarios
Publicar un comentario